¿Buscáis una idea desesperadamente para dar un poco de vida a esos cupcakes de chocolate recién horneados?
Una solución sencilla es mojar las fresas en un poco de chocolate negro derretido (o por qué no blanco) y dejar que se solidifique sobre un papel de horno.
Colócalas sobre el frosting de chocolate y ya tendréis una magnífica presentación tan solo con un pequeño y delicioso gesto.
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